ASCENSO Y CAÍDA DE PBNAIDÍ
Primera Parte
Septiembre de 2015
1. PREÁMBULO
Escribo este ensayo motivado por la huella dolorosa que deja en mí la historia reciente del fracaso empresarial de Productos del Bosque Naidí (PBNaidí). Sobre él, como en un pizarrón, pondré todos aquellos recuerdos que la memoria me trae. PBNaidí representó el esfuerzo conjunto de un grupo de personas emprendedoras que creyeron en un modelo de desarrollo y se esforzaron por implementarlo, es la historia de los escollos que enfrentaron a lo largo de sus esfuerzos y su confianza en el proyecto. Al final el tamaño de las dificultades superó sus capacidades para resolverlas. Esta es la historia de un fracaso: doloroso y difícil!.
Las opiniones que encontraran son únicamente responsabilidad de su autor. En tanto el proceso fue complejo no se agota en mis digresiones, cuyo alcance es obviamente limitado y su enfoque parcializado, por ende queda abierto a todos los aportes y adiciones de aquellos que deseen enriquecerlo o controvertirlo. El tiempo seguramente sepultará los recuerdos del proceso hasta perderse de la memoria, al igual que la espesa selva y el saqueo devoraran los restos materiales de la planta de producción de pulpa de açai abandonados en la orilla del rio Atrato en Vigía del Fuerte hasta convertirse en un vestigio irreconocible de una historia por nadie relatada.
1. EL CONTEXTO
1.1 LAS SOCIEDADES DE BOSQUE
Las sociedades que han evolucionado en los bosques hacen de ellos una despensa natural de gran significado: la medicina, la agricultura, la vivienda entre otros varios aspectos de la vida material y simbólica de estos pueblos toman de la floresta sus bienes y símbolos de uso cultural. En esta dinámica ellas realizan un aprovechamiento diversificado del ecosistema siguiendo los ritmos naturales de fructificación, reproducción, migración entre otros, propios de las especies de su entorno. A modo de ejemplo cabe resaltar aquí las épocas de la “subienda” de los peces en su ciclo anual de ascenso por los ríos y las cosechas de las diferentes frutas tropicales.
Este complejo entramado permite el desarrollo de pueblos adaptados a las condiciones naturales que impone el entorno de bosque y favorece formas de asentamiento disperso acorde a la limitada disponibilidad de los diferentes recursos naturales. Se trata de culturas recolectoras en un delicado equilibrio entre su potencial de crecimiento demográfico y las limitaciones de oferta del entorno natural.
1.2 EL ARRIBO DEL MERCADO
Desde otra perspectiva, la de las sociedades industriales en pleno crecimiento demográfico y ávidas de recursos naturales, el bosque es una despensa de madera y su subsuelo la fuente de minerales preciosos. A medida que estos recursos se agotan en otras regiones, expanden sus territorios de abastecimiento hacia territorios remotos.
Para favorecer el establecimiento de personas y empresas que bridan sustento al nuevo modelo en desarrollo, aparecen las concesiones forestales y los permisos mineros y con ellos los nuevos proyectos de carreteras que horadan la selva o el ir y venir de personas y equipos por ríos y caños donde las vías no son tan eficientes como la alternativa del transporte fluvial.
Pero estos comerciantes y aventureros encarnan mucho más, son los embajadores de la sociedad de mercado, de la compraventa de bienes y mercancías, de la monetización de la relaciones económicas, de la mecanización de labor forestal y del establecimiento de un nuevo valor para los bosques, o mejor de su desvalorización a luz de los principios del uso diversificado del mismo en las economías tradicionales: para los recién llegados el bosque solo vale por la madera o el oro de su subsuelo, por ellos están dispuestos incluso hasta el arrasamiento de la floresta.
1.3 LOS CAMBIOS SOCIOCULTURALES
Un nuevo universo económico y cultural se despliega, las comunidades nativas ven poblarse su vida material de mercancías manufacturadas en lugares remotos que sustituyen otras más tradicionales (v.gr. los techos de las casas son ahora de zinc, la madera aserrada sustituye la de rollo en sus construcciones) pero otras mercancías no tienen antecedentes en la región, motosierras y motores fuera de borda, aceite comestible de soya u otra oleaginosa, gasolina, linternas y baterías son una pequeña muestra de una nueva realidad económica que lentamente se establece soportada en la economía que produce el aprovechamiento extractivista del bosque a una escala desconocida para las economías tradicionales.
Lentamente pero de forma inexorable en las familias ocurre el cambio en su canasta de bienes básicos y su consecución establece y refuerza la venta continuada de los productos forestales: para mantener el nuevo estilo de vida se verán obligadas a buscar en su entorno los bienes que garanticen la compra de estas nuevas mercancías y a profundizar el ejercicio extractivista.
Pero también arriba el Estado, un desarrollo cultural ajeno a la realidad pre-estatal de las sociedades locales y con él instituciones tales como la escuela y el hospital, la policía y otro conjunto de autoridades cuya extrañeza para los habitantes nativos tardará generaciones en ser apropiada y operativizada. Muchas de estas novedades profundizan la articulación al mercado, de hecho son instituciones del mismo, bien porque su misión es regularlo o bien porque contribuyen a crear las condiciones para que el comercio de las mercancías se lleve a cabo mediante el desarrollo de obras civiles y bienes públicos o la formación de capacidades técnicas y humanas locales.
Por ende es común encontrarnos en estas regiones con una presencia estatal precaria e ineficaz: se trata de regiones de frontera en donde las leyes ceden su lugar frecuentemente al predominio de la fuerza y la impunidad, y en la realidad colombiana al establecimiento de organizaciones armadas para el control de las actividades económicas locales allí donde el Estado es incapaz de regularlas. Aquí el papel envolvente y regulador del Estado no existe: no habita en el corazón (los valores) de las personas ni tiene capacidad disuasiva ni coercitiva.
La pobreza es una consecuencia de este conjunto de condiciones, de una parte la creciente actividad económica difícilmente puede ser apropiada por las familias ante la carencia de las necesarias capacidades técnicas y económicas y de otra parte por el creciente agotamiento ambiental generalizado. El círculo de la pobreza queda establecido una vez el extractivismo, en su incapacidad para generar riqueza, domina la vida social y económica de estos territorios.